Intento desde
hace un buen rato sentarme a escribir. Dante me lo impide (es un Labrador negro
como el azabache). Trata de jugar conmigo, llama mi atención con su pata o su
hocico, dándome ligeros golpes. En vista de que no le hago mayor caso, arremete
con más fuerza. Ahora se me tira encima,
trata de lamerme la cara, me muerde el pelo y llora… si, hace que llora y duro
para que le haga sus cariñitos y juegue con el.
Salvando las distancias, esta actitud de mi
perrito se me parece a las que tantas veces a tomado el Comandante Presidente
venezolano. Si alguien trata de hacer algo que no esté vinculado a él empieza a
criticar, si no toman en cuenta sus críticas, empieza a vociferar, si esto
todavía no da resultados, amenaza, expropia, bloquea, envía sus emisarios a los
organismos internacionales a hacer lobby en favor de quien si le hace caso,
porque cualquier idea distinta a las que en algún momento tiene en la cabeza
simplemente para él no sirve.
Y véanlo bien.
Las ideas en la cabeza de Chávez son acomodaticias. Cuántas veces no ha
criticado al “imperio” o lo que es lo mismo para él, a los Estados Unidos de
América, por el bloqueo económico que desde hace muchos años mantiene contra
Cuba, pero y sin ánimos de marcar posición, o por lo menos no en este artículo,
amenaza con un bloqueo petrolero a Paraguay, porque no le gustó que el parlamento
del país sureño, haya revocado el mandato de su presidente en ejercicio.
No discutamos ahora si este hecho es legal ó
correcto o ajustado a la ley de ese país. El meollo de este cuento es el muy
discriminativo y oportunista pensamiento chavista, donde los bloqueos son
buenos para unos países donde sus nuevos gobiernos no son sus amigos, pero muy
malos para otros donde están sus grandes amigos y su padre espiritual (por favor
léase Cuba).
Así como Dante, que se siente el dueño de
absolutamente toda la casa y sus habitantes, que no admite que ningún miembro
de la familia lo ignore y solo permite que mi esposo le ponga barreras, así es
la actitud del Comandante.
Se cree el dueño de Latinoamérica. No permite
que lo ignoren y maneja a su antojo a sus “amigos” a punta e petrodólares y
obedece, con actitud sumisa a su papá Fidel.
A diferencia de
Dante, que regala cariño, gratitud y amor por igual a todos, los cariños del
presidente venezolano solo se ajustan a quien se arrime por necesidad o por
conveniencia y se ampare bajo la sombra de unos ingresos petroleros que aun lo
hacen fuerte e interesante.
Así como bloquea
a Paraguay, envía gasoil a Siria, regala casas a Bolivia y a Cuba, aparte de
petróleo y solo para comentar algunos desafueros mantiene entre sus amigos
cercanos al presidente Iraní con quien ha firmado acuerdos de cooperación a
sabiendas del gran cuestionamiento internacional por su programa nuclear.
Pero y a pesar de todos sus incómodos amigos
para el país del norte, a pesar de criticar duramente siempre y con insultos no
aptos para horarios infantiles, a pesar del bloqueo petrolero a Paraguay, le
sigue vendiendo petróleo a Estados Unidos, quien sigue siendo el principal
cliente de la industria petrolera venezolana.
Ahora ustedes me
dirán, ¿se puede seguir y se puede volver a votar por una persona de ideas tan
acomodaticias? Yo de verdad vuelvo a decir no, como siempre.
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